6/28/2013

jaula

Imagina una jaula esférica en la que hay conectadas muchas bombillas pequeñas, como de Navidad. Imagina una figura en su interior. Estás a oscuras mirando la jaula.
Las bombillas van encendiéndose una a una. Permanecen iluminando unos segundos y se apagan, no vuelven a brillar. Cada bombilla te enseña una nueva característica de la figura.

Así funcionan mis enamoramientos, efímeros. Y no los desprecio, aunque parezca que funcionan mal a quienes prefieren aferrarse a la seguridad de un trozo de realidad permanentemente iluminado. Van formando un ente, un habibi intangible desde lejos: no puedo verlo de un vistazo, pero puedo conocer sus rasgos poco a poco gracias a mis microromances... Lo breve no les quita lo real.

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