3/07/2018

En noches tan cerradas como ésta, escucho grabaciones de grillos para abrir grietas en las ventanas. El aire engorda, y engorda, y yo ocupo cada vez menos espacio.
Para aliviar la presión me digo que soy un tubo. "Acuérdate de aquel libro, Amelie lo explicaba muy bien, y creo que los budistas piensan algo parecido. Da igual lo que seamos. Puede que no seamos nada más que tubos flotando en el espacio, atravesados circunstancialmente por toda clase de emociones y pensamientos y teorías y alegrías, son todos tan densos y palpables que instantáneamente los creemos parte de nosotros. Pero no, sólo están atravesándonos, porque somos tubos, vacíos e insignificantes. Recipientes de una microscópica porción de nada cósmica."

Me asusta pensar tantas cosas por minuto, entonces pienso que soy un tubo y que da igual lo que piense ahora, porque dentro de un rato el pensamiento habrá seguido su viaje por el cosmos y ya no estará dentro de mi.

No hay comentarios:

Publicar un comentario