Se me durmió una mano mientras comía y salí a fumar. "Lo voy a dejar en cuanto deje el trabajo. Es imposible trabajar sin fumar." Quería ponerme a trabajar en la presentación en seguida, pero me dolía tanto la cabeza que cambié de idea y me metí en la cama. Abrazada a mi cojín a pesar del calor, busqué la grabación de Carmen y le di a play. Carmen empezó a hablar recordándome, como siempre, que tenía que escuchar su voz, y no pensar en nada. Sólo escuchar. Sólo respirar. Sólo estar. Conseguí hacerle caso y escuchar quedándome dormida hasta que Kin soltó un ladrido espontáneo que me distrajo unos segundos. "¿Habrá alguien intentando entrar? Bueno, me da igual, si entra alguien que se ocupe Kin, yo tengo que relajarme." Seguí escuchando a Carmen hasta la parte en la que habla de entrar en el inconsciente y dejar que surjan imágenes. Como siempre, mis pensamientos son como una televisión frente a la que un señor con Parkinson cambia sin parar de canal. Veo muchas imágenes, pero consigo deternme un poco en dos: un NO enorme, pintado como con letras de graffiti malas y una niña haciendo rayas en una pizarra, como dibujando una gráfica de las de economía. Intento pensar qué significa todo, pero la grabación termina y me quedo dormida, aún viendo imágenes instantáneas.
Me despierto en silencio y con respuestas.
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