1/14/2013

manifiesto trebinero para el año nuevo


 He subido a la azotea a fumar. Sólo se escucha a los perros y a las ranas.
Ninguna casa tiene encendidas las luces. Sólo iluminan sus televisiones, que hablan mientras sus habitantes intentan dormirse de una puta vez.
La resaca se extiende hasta allí donde terminan las luces de las farolas que indican caminos por los que alguien vuelve a casa, conduciendo y cagándose en dios.
La resaca ha pringado todo el paisaje pero, a lo mejor,
alguien vuelve caminando
(como nosotros esta mañana)
porque ha decidido que no quiere que le lleven a casa.
Porque he decidido que no quiero que nadie me lleve a casa. Tengo que comprobar, antes de que la resaca me disuelva el cerebro, que SI MUEVO LOS PIES ASÍ Y ASÍ, LLEGO DONDE QUIERO IR.
Y sobretodo tengo que comprobar que esto no es una metáfora
ni un propósito para el año nuevo
ni una tontería que se hace porque quieres que te baje ya el spiz
ni una excusa para estar un rato más con este tío.
No se explica con filosofías ni con cuentos
nada de lo que voy a hacer.
Sólo caminar
y nunca más dejar que nadie me lleve a ningún lado, porque desde el coche no puedo arrancar trebinas que desayunar mientras me río de lo fácil que es sólo ser.

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