“Estaremos juntos por siempre” está mal, primero, porque es
mentira y, segundo, porque si fuera verdad sería una maldición
gitana.
Como persona de sangre espesa y hablar
pachorrudo advierto: el amor que parece eterno sólo es más lento,
pero también acaba y por un tiempo las chustas cunden, pero ni de
coña el hombre se puede nutrir de cenizas.
De hecho, se acumulan todas en el
apéndice y se pone como un cenicero mojado, se te infecta y
terminas vomitando pus y borrando su número mojando la pantalla del
móvil con lesas lágrimas que tanto te mereces
.
Por otro lado, Me da risa y tambien
pena esa gente que se enamora sin haber bebido. No sé si porque ya
se van manifestando los sintomas de camionera borracha de barra o
porque soy una sabia y tengo toda la razon y el amor no crece bien si
no es sobre un poso de tropezones color VINO, hirviendo y listo para
salir del estomago a la que entre otro chupito. INCLUSO me atrevería
a afirmar que las putas mariposas esas que la gente dice que siente
volando en el estómago no son más que esos tropezones que digo,
vibrando como locos en la pota efervescente de la que crece el amor.
De nuevo no sé si por lo de camionera
o por lo de sabia, siento que uno de los ataques terroristas que me
encomienda mi conciencia-aka-gata (afectada, por cierto, por la
anestesia que le están administrando ahora mismo mientras le limpian
de pus los intestinos (cosas del amor, prueba número 1)) es
demostrar cientifica, publica y repugnantemente que el amor es una
guarrada mental que se cocina con cañas a 1 euro, amanecidas
indemostrables (amor es sin kodak) y pactos de saliva o de sangre o
de semen. El amor es asqueroso, NUNCA ROSA Y SI ACASO VIOLETA, y lo
pienso vomitar hasta la bilis,
hasta empapar un trapo con ese liquido
apocaliptico crepuscular que echas ya en el ultimo acto vomitante y
limpiar el cristal de una casa cualquiera y ver que esas putas rosas
rojas se están bajando del florero y se va a ir llorando a casa.
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