1/24/2013

caballo negro


Yo ya me había dado cuenta de que la autodestrucción me pone cachonda.

Hay que follarse a las mentes. Muy bien, ahora imagina disminuir hasta el centímetro, atravesar el himen del cerebro y dar un paseo por el útero craneal.

Abrí la puerta y me asomé. Me quité los zapatos porque en los lugares sagrados se entra descalza. Mis pupilas se habían abierto ya el triple cuando cerré la puerta.
Me puse a caminar entre las estanterías laberínticas,
blancas,
craneales,
que había.
Las formas cambiaban constantemente.
Vi tarros llenos de formol y criaturas abisales. Los pensamientos necesitan un poco de luz propia para sobrevivir en un lugar tan oscuro.
Encontré libretas, papeles, libros amarillos, post-its. Dibujos, prospectos médicos, pañuelos de papel. Fotos de carnet, recortes del National Geographic.
Había incienso en algunos estantes. Me encantaba que todo estuviera tan desordenado. Sabía que allí se limpiaba con benzodiazepinas y se fregaba con cerveza. Eso también me gustaba porque el suelo era pegajoso y se iba quedando peludo, como con césped, por culpa de las huellas de mis calcetines.

Entonces,
te vi al fondo de un pasillo estrecho
hundido en un sillón pequeño
sonriendo y fumando chilum.
Yo había entrado con un porro en la mano y le di una calada.
Echamos el humo a la vez
muy despacio
y nos miramos.
Empecé a caminar hacia ti
dejando un rastro de pelusas ligero, como de caracol con prisa,
mientras estiraba un brazo y lo iba arrastrando despacio
sin dejar de mirarte
por las estanterías, tirándolo todo, rompiendo los frascos, apagando el incienso.
Tú seguías sonriendo hasta que llegué a ti. Di una última calada y tiré el porro a la alfombra.
Me senté en tus rodillas
a horcajadas
en tus rodillas de lomo de caballo negro
y te agarré la nuca.
La alfombra empezó a arder mientras yo,
con los ojos cerrados,
galopaba por el desierto con el olor del incienso en el tabique
y el viento lleno de arena me arañaba los párpados
y el humo de tu chilum salía de tu boca, me lamía la oreja y se mezclaba con el de la alfombra.

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